El joven Thorfinn creció escuchando las historias de antiguos marineros que cruzaron el océano y llegaron a un lugar legendario: Vinland. Se dice que es una tierra cálida y fértil, un sitio donde no existe la necesidad de luchar—muy distinto al helado pueblo de Islandia donde nació, y ciertamente opuesto a su vida actual como mercenario. La guerra es ahora su hogar. Aunque su padre alguna vez le dijo: "No tienes enemigos, nadie los tiene. No existe nadie a quien esté bien herir", al crecer, Thorfinn descubrió que nada estaba más lejos de la realidad.La guerra entre Inglaterra y los daneses empeora con cada año. La muerte se ha vuelto algo cotidiano, y los mercenarios vikingos disfrutan cada instante. Aliarse con uno u otro bando puede inclinar drásticamente la balanza del poder, y los vikingos no dudan en hacerse un nombre y reclamar las recompensas que consigan en el proceso. En medio de este caos, Thorfinn debe consumar su venganza y matar a Askeladd, el hombre que asesinó a su padre. Al parecer, el único paraíso para los vikingos es esta era de guerra y muerte que no da tregua.